SER DIOS


Manuel Velasco


Los primeros en oírlo fueron las personas que vivían en la montaña. Al principio era sólo un zumbido extraó. Después, un ruido hueco, como retumbo. Para cuando empezó a escucharse en la ciudad, el sonido -aire aspirado con un final agudo- ya se percibía con bastante claridad. Eran bostezos. Bostezos en el cielo. Y los medios de comunicación pronto confirmaron lo que se empezaba a temer: Dios se estaba quedando dormido.

La conmoción en diversos sectores fue inmediata, aunque de reacción muy diversa. Al principio, líderes de diferentes religiones lo negaron con furia descomunal. Era inaceptable la idea de un Dios con sueño. Acusaron a "personas inescrupulosas" de la situación. Pero ante la contundente prueba -los bostezos podían escucharse a toda hora y en cualquier lugar del mundo-, no tuvieron más remedio que reconocerlo y empezaron a discutir entre ellos cuál era la religión que debía tomar el papel del Padre, pues era evidente que alguien tenía que hacerse cargo de semejante vacío. Mientras, diversos feligreses entraban a los templos con cacerolas, matracas, silbatos y cuanto objeto estuviera a su alcance, con la idea de hacer el mayor ruido posible para evitar que Dios cerrara los ojos. Pero los bostezos continuaban igual.

Los ateos no sabían si alegrarse o callar. Por un lado, no podían aceptar la idea de ningún Dios. Por otro, afirmaban que igual el tal Dios se iba a dormir, y que eso a la larga era como si no existiera. Pero no tenían certeza. En diversas partes del mundo, las personas empezaban a temer lo peor. "Si ya despierto había tanta calamidad, ¿qué nos sucederá si se duerme? ¿Quién cuidará de nosotros y nos protegerá? ¿Es este el fin del mundo, del universo entero? Dios todo lo ve, pero si se duerme todos harán lo que les dé la gana. ¿Es entonces el inicio del fin de la humanidad?".

Los líderes del mundo se reunieron de urgencia. Pero no conseguían ningún acuerdo. No era tarea fácil mantener despierto a Dios. Hubo todo tipo de ideas (disparar misiles al cielo, aplaudir y gritar todos a un mismo tiempo, orar en voz alta a cualquier hora, hacer penitencia todos los días, enviar una misión al espacio con diversos sonidos a alto volumen...), pero ninguna terminaba de convencer. Ante esto, el jefe de la nación del norte afirmó que estaba ocupado con una guerra santa entre dos dioses menores, razón por la cual no podía seguir perdiendo el tiempo en soluciones de hormiga, y se retiró. Mientras, el pánico iba en aumento creciente. La confusión y la expectativa reinaban en todos los rostros del planeta. En todos menos uno. De pronto recordaron a un viejo sabio que vivía en la montaña. Hacia mucho que nadie le consultaba nada, pero esta vez el imprevisto lo ameritaba. Hasta allá fueron las cámaras de televisión a entrevistarlo. Al preguntarle que opinaba él del sueño de Dios, el sabio, sonrisa en el rostro y alegría en el alma, dijo con tranquilidad: "No se está quedando dormido. Más bien se está desperezando. Acaba de despertarse". Por supuesto, nadie le creyó.

Comentarios

Ingrid Santamaría ha dicho que…
Hola manuel, soy Ingrid, fui tu alumna en redacción y soy amiga de Brian. Andaba yo buscando una página en donde publicar algun cuento, porque desde que llevé redacción contigo, se intensificó más mi deseo por escribir, y lo he estado haciendo, tal vez no sea una gran escritora, pero me gustaría publicar muchos de los escritos que escondo en mi pc. A principios de este año me atrevi a presentar mi primer cuento, en el concurso del IDHUCA, y gracias a Dios obtuve el tercer lugar en esa categoria. Muchas gracias a ti porque aprendí mucho en tus clases, herramientas que utilizé a la hora de escribir ese cuento.¨
Éxitos en tu vida.
escuento ha dicho que…
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