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Mostrando entradas de abril, 2012

Tres cuentos de Ligia María Orellana

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UNA NUEVA VIDA Una tarde soleada, encontramos a Jesús trepando un árbol enorme. Su madre, en vida, siempre le prohibió hacerlo. Jesús se sentía libre por primera vez. “¡Mírenme, mírenme!”, gritaba   al vacío con entusiasmo, y escalaba con esfuerzo pero genuinamente feliz. Con su alma ligera trepaba por las ramas, arriba, a la izquierda, a la derecha, nunca hacia abajo. Pero antes de este glorioso momento, teníamos un Jesús mortificado por la muerte de su madre. Diariamente, su mirada melancólica atravesaba el cristal de la ventana mientras estrujaba el obituario, un texto que caminaba de puntillas sobre el “sensible fallecimiento” de la señora. Jairo lo había recortado del periódico el día posterior al entierro. Al principio lo leía con obsesión, con una piedra atorada en su garganta; eventualmente llegó a recitarlo de memoria como un poema lúgubre. Pero tras dos meses de duelo, tomó la decisión de nunca más leer el obituario y de olvidar esas palabras. Todavía inseguro de este jur